jueves, 11 de enero de 2018

¿ Qué son los agujeros negros? ( una aproximación original)

Lanzar piedras al cielo
Es magnífico darse cuenta de que una actividad tan aparentemente estúpida como lanzar hacia arriba piedras pequeñas pueda ser la clave para entender alguno de los más escondidos secretos que guarda el universo.
Empecemos, pues. 

Te he puesto un casco para que la piedra al caer no te dé contra la cabeza. Verás que has conseguido elevarla unos cuantos metros hacia arriba, pero irremediablemente ha regresado. Eso no cuesta demasiado entenderlo. Ahora supón que te conviertes en un superhéroe. La  velocidad que le imprimes al proyectil es inmensa.
También ha vuelto a caer, y ahora con mucha más velocidad, por lo que el casco que he dibujado es mucho más grande y protector. La cuestión que podemos plantearnos en este instante es la siguiente: ¿hay alguna velocidad a la que podamos lanzar la piedra hacia arriba para conseguir que esta no regrese jamás? Es una pregunta extraordinaria, y su respuesta nos ofrece la clave para entender la esencia de algunos fenómenos curiosos del universo. Esta velocidad existe. Incluso tiene nombre. Los físicos la llaman velocidad de escape.
En nuestro planeta, la velocidad de escape es de aproximadamente 11 kilómetros por segundo. Eso significa que, si se lanza con fuerza hacia arriba cualquier cosa a esa velocidad- o a una velocidad superior-, jamás regresara a la Tierra. Continuará en línea recta hacia arriba sin que la gravedad de nuestro planeta pueda hacer nada por recuperarla.
Esos 11 kilómetros por segundo necesarios para que nada regrese al suelo representa una velocidad aplicable sólo a nuestro planeta. Si la tierra fuera más masiva, atraería a los cuerpos con más fuerza-recuerda la ley de Newton- y, por lo tanto, la velocidad de escape tendría que ser mayor. Podemos realizar un ejercicio de imaginación y especular sobre lo que ocurriría en planetas más grandes que el nuestro. Supón que vivimos en un mundo enorme, con una atracción gravitatoria fenomenal que requiera una velocidad de escape de, por ejemplo, unos 100 kilómetros por segundo. Y nada nos impide ir más allá y aumentar todavía más la masa de nuestro planeta imaginario. ¿Qué tal un planeta con mucha masa cuya velocidad de escape fuera, pongamos por caso, 150.000 kilómetros por segundo? Esa es una velocidad enorme, la mitad de la de la luz. En ese caso, sí que tendrías que ser un superhéroe enormemente poderoso para otorgarle a una piedrecita semejante velocidad. Pero podemos imaginarlo sin problema. Tus músculos son impresionantes y lo consigues. La piedra abandona el planeta ultramasivo y no regresa más.
Estamos a punto de llegar a un callejón sin salida, porque si continuamos aumentando la masa de nuestro mundo imaginario, podemos suponer que es tan enorme que la velocidad de escape sea de 300.001 kilómetros por segundo, la velocidad de la luz y un poquito más.
¿Qué pasaría entonces? Muy fácil. Que la velocidad que tendríamos que aplicar a una piedra para que jamás regresara a nuestro masivo planeta sería la de la luz y un poquito más.
Pero, un momento ¿no habíamos demostrado ya que ningún objeto puede viajar más rápido que la luz? En efecto, se trata de un límite de velocidad absoluto. Por tanto, un planeta tan masivo como este tendría una asombrosa cualidad: nada podría escapar de él. Todo regresaría a su superficie siempre.
¿Cómo sería un planeta así? Vamos a suponer que lo tenemos muy lejos de la Tierra y que lo miramos a través de un telescopio. ¿Qué veríamos exactamente?
Para responder a esta pregunta sería bueno que reflexionaras acerca de lo que significa ver. Como ya sabes, ver un objeto implica que unos rayos de luz incidan sobre él, reboten y lleguen a tus ojos para que tu cerebro los convierta en una imagen. ¿Verías ese planeta tan masivo? Para que pudiéramos hacerlo, la luz tendría que llegar hasta él, rebotar y viajar hasta tus ojos. Pero antes hemos dicho que la velocidad de escape de ese mundo hipotético era un poquito más alta que la velocidad de la luz. Por tanto, para que los rayos incidieran sobre su superficie, rebotaran y regresaran a tus ojos, tendrían que salir de allí a la velocidad de escape. Y ahora sabemos que esa velocidad es superior a la velocidad de la luz. La luz tendría que ir más rápido que la luz, lo cual es una contradicción. Conclusión: no podrías verlo jamás.
Un objeto tan masivo, capaz de no dejar escapar nada, ni siquiera la luz, sería perfectamente invisible para ti y para todo el mundo. Resultaría indistinguible del oscuro espacio vacío. Dicho de otro modo: sería negro, completamente negro. Los científicos tienen un nombre para esas cosas tan masivas. Les llaman agujeros negros.

El universo para Ulises    Juan Carlos Ortega

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo que entra para el examen del tercer trimestre ( para almas despistadas)

De la parte de enfermedades no infecciosas  1-Leerse ( y entender) las siguientes entradas del blog: - Inhibición del crecimiento cau...