domingo, 3 de diciembre de 2017

Las tres leyes de la divulgación

Leed el siguiente artículo y a continuación mirad la propuesta que os hago al final para que todos podáis ser divulgadores científicos por un día ( plazo hasta después de las vacaciones de Navidad) 


Las tres leyes de la divulgación    
Si existiera una teoría del periodismo científico, sería bien simpe: entiende, explica y no aburras.  Esas son las tres leyes de la divulgación, simples y nítidas.
Primera ley: entender
Aquí es donde se te debe ir el 90%del tiempo disponible para escribir una pieza. En esto, el periodismo científico difiere de otros géneros más habituales Si “alguien ha matado a alguien”, como decía Gila, no hay gran cosa que entender, y lo mejor es que te sientes tras el teclado a detallar los nombres propios, las circunstancias y los calibres de las balas. En ciencia nunca puedes hacer eso: no sabrías ni por dónde empezar tu artículo. Literalmente.
Por ejemplo, imagina que tu material de partida es una investigación titulada On te origins of oxygenic photosynthesis amb aerobic respiration in Cyanobacteria. Si titulas por ahí tu artículo, el lector se irá de inmediato a la sección de deportes. Tu primera y principal misión es entender ese material, y entenderlo a fondo. Solo después podrás titular tu pieza: “La transferencia de genes entre especies creó el mundo moderno”, como hicimos en la sección de ciencia de El País. Para mí, eso requirió sentarme con los codos en la mesa, leer el trabajo con atención y después preguntar al jefe de la investigación por un punto clave que no quedaba claro en el artículo. Dicho lo cual, me voy a permitir una pequeña digresión autobiográfica. Fui científico profesional antes que periodista. Eso me permitió leer y entender el artículo técnico y formular las preguntas relevantes a sus autores. Pero no estoy diciendo que haya que haber sido científico para eso. Yo mismo tengo que tratar muchos temas ajenos a mi especialidad y he tenido que aprender a entenderlos. El punto no es la titulación académica. Es la formación contínua.
Una excelente idea, por ejemplo, es leer los mejores libros científicos. Hay en español dos colecciones de referencia en este campo: Drakontos ( de Crítica) y Metatemas ( de Tusquets) . Muchos de estos libros están escritos por grandes científicos, y a menudo logran hacerte entender las disciplinas más abstrusas. Estas lecturas darán a tus artículos una virtud muy valiosa: el contexto. Recuerda que, en ciencia lo importante rara vez ocurrió ayer. Sin el contexto- histórico, teórico, social-el periodismo científico está cojo y ciego.
Segunda ley: explicar
Lo esencial para explicar algo es entenderlo primero, desde luego. Pero entender  no basta. Cualquier investigador entiende su objeto de estudio, pero muy pocos saben explicárselo con claridad al público. Ignoro la razón de esto. Por otro lado, todo periodista tiene que explicarse con claridad, pero el divulgador científico tiene que ser un maestro en este género.
La decisión más difícil en el momento en que te sientas a escribir es saber a quién te diriges. Cuánto puedes dar por hecho que conoce tu lector. Hasta donde tienes que bajar para aclarar lo más básico, desarrollar el tema de fondo, ilustrar lo más oscuro.  Para los periodistas esto es muy difícil.  Tenemos que escribir para un lector imaginario del que desconocemos casi todo.
¿Qué hacemos entonces?
Vamos a intentar verlo con un ejemplo. En 2015 se cumplieron cien años de la relatividad general de Einstein, fundamento de la cosmología moderna y una de las dos patas fundamentales en las que se basa la física actual. Mi periódico me pidió una pieza de celebración y me puso en un buen aprieto. La relatividad general es, con la posible excepción de la mecánica cuántica, el asunto científico más difícil de explicar al público. Estrictamente hablando es imposible explicarla sin manejar las matemáticas avanzadas que la sustentan. Así que decidí tirar por otro lado.
Hay un amplio consenso entre los físicos en que la relatividad general no solo es muy importante, sino también la teoría más bella de la historia de la ciencia. Esta relación entre ciencia y belleza me pareció un buen gancho para atraer la curiosidad del  lector, así que titulé la pieza: “La belleza cumple un siglo. La gran teoría sobre la gravedad, el espacio-tiempo y el cosmos llega a los cien años en muy buena forma”.
En cierto sentido esto es una trampa. Pero es que la divulgación científica requiere, en ocasiones, esta clase de trampas, porque tu primera obligación es que te lean. Un fragmento del artículo:
“También por fortuna para el lector, y para este torpe redactor, existe una formulación no matemática de la relatividad general que captura la esencia de esta teoría en una especie de haiku o poema zen. Se debe al físico John Wheeler y dice así: La materia le dice al espacio cómo curvarse, el espacio le dice a la materia cómo moverse".
El concepto al que me refería es el de la metáfora. El haiku de Wheeler es la mejor metáfora que conozco para explicar al público la relatividad general. Si te dedicas a la divulgación la buena metáfora vendrá siempre en tu ayuda. Aquí no hay trucos ni manuales: tendrás que derrochar inteligencia, conocimientos y creatividad para encontrar buenas metáforas. Y repito: lee libros. De ciencia y de los demás.
Tercera ley: no aburras
Habrás oído mil veces que el buen periodismo es debe ser riguroso, y el periodismo científico lo debe ser también, faltaría más. Pero no confundamos el rigor con el rigor mortis. En ciencia, ser riguroso es extremadamente fácil: en su versión extrema, te bastaría reproducir los artículos técnicos ( papers ) relevantes o las declaración de científico en cuestión para obtener un rigor del 100%. Y un índice de lectura del 0%.
El rigor debe estar dentro de tu cabeza -tienes que haber entendido y metabolizado los datos- pero no abuses de él en tu artículo. El lector no tiene que repetir tu sufrimiento, ni tiene la culpa de que el trabajo científico esté lleno de números muy largos y sentencias muy herméticas. Tu trabajo consiste en convertir esa espesura en un texto fumable, atractivo y placentero.
Para escribir buen periodismo científico la clave son solo tres leyes, y luego te espera una vida entera, maravillosa, de aprendizaje.

Nota mía: Aquí ( clickad encima de la palabra "Aquí") podéis leer el artículo del que habla el autor. Os recomiendo su lectura por dos motivos:  a) que leáis un artículo más de divulgación y os podáis inspirar en los recursos que usa, y b) que tengáis más información sobre la teoría relatividad para cuando trabajemos el tema en clase a la vuelta de vacaciones. Buscad, eso sí, más información para que podamos construir el conocimiento de algo tan poco intuitivo entre todos. 
                               
 Texto adaptado de un artículo de   Javier Sampedro ( Jot Down)


Elegid el tema que más os guste que tenga que ver con la ciencia. Usad las tres leyes que propone Javier Sampedro y poneos a escribir un artículo de divulgación científica para vuestros compañeros ( público real: 109 lectores, potencialmente más: os diré que ya tenemos más de 5.500 visitas procedentes del "mundo mundial"). Podéis leer las propuestas de los tres cursos de primero de bachillerato e interactuar con los autores preguntando, criticando... Al final  -ya os explicaré cómo-  os puntuaréis entre vosotros y veremos cómo podemos publicitar los mejores artículos ( en la revista del insti, por ejemplo). Lo tenéis que publicar, como siempre, como un comentario de esta entrada ( nombre y curso, acordaos). También podéis añadir -esto no es obligatorio- algún aspecto relacionado con la dificultad o las ventajas que habéis encontrado al aplicar estas tres leyes que propone el periodista en vuestro artículo. Os doy de plazo más de un mes, hasta el 14 de enero. Afilad el teclado y la imaginación y lanzaos al oficio de periodista científico. A ver si descubrimos todo el  talento que hay en estos primeros de bachillerato. 
¡Prohibidísimo copiar-pegar, que soy especialista en detectarlo!



RECORDATORIO IMPORTANTE: Para poder valorar los trabajos de vuestros compañeros tenéis que leer el máximo número posible de ellos ( de vuestra clase, o de las otras dos) y elegir los diez que más os gusten. Al mejor le dais 10 puntos y así hasta el décimo, que le dais un punto. Estos puntos se añaden al aprobado que yo doy por haber escrito el texto ( al final convertiremos esos puntos de más en la proporción correspondiente). Estas valoraciones las ponéis como comentarios en los textos correspondientes que hayáis elegido. En lo posible las justificáis  en función de lo que dice el artículo de esta entrada que debe ser un texto divulgativo o de cualquier valor añadido que le encontréis al texto. Tenéis hasta el domingo por la noche. 


PD: Los dos textos nuevos que hay arriba sobre astronomía no tenéis por qué comentarlos aquí ( aunque podéis hacerlo si queréis), pero sí me interesa que los leáis para poder comentarlos en clase. 


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